La autoginefilia es un término que ha generado controversia y debate dentro del campo de la psicología y sexología. A menudo malinterpretada o confundida con otras condiciones, la autoginefilia ha sido objeto de estudio y discusión en relación con las parafilias. En este artículo, exploraremos en profundidad qué es la autoginefilia, por qué no se considera una parafilia y cómo se ha abordado en la literatura científica.

¿Qué es la autoginefilia?

La autoginefilia se refiere a la excitación sexual derivada de la idea de ser o de parecerse a una mujer. En términos más simples, se trata de un tipo de excitación sexual en la que una persona se siente atraída por su propio cuerpo femenino o por la idea de ser una mujer. Este concepto fue propuesto por el psicólogo Ray Blanchard en la década de 1980 como parte de su teoría de la parafilia transexual.

Es importante tener en cuenta que la autoginefilia no está vinculada específicamente a la identidad de género de una persona. Es decir, una persona autoginefílica puede identificarse como hombre, mujer o cualquier otra identidad de género. Lo que define a la autoginefilia es la excitación sexual asociada con la idea de la feminidad propia, ya sea a través de imágenes, fantasías o comportamientos relacionados.

Tipos de autoginefilia

En la literatura científica, se han propuesto diferentes tipos de autoginefilia, que pueden variar en intensidad y manifestación. Algunos de los tipos más comunes incluyen:

  • Autoginefilia clásica: Se refiere a la excitación sexual derivada de la idea de ser una mujer y de adoptar roles y comportamientos femeninos.
  • Autoginefilia de transformación: Implica la excitación sexual asociada con la transformación física para parecerse más a una mujer, a través de prendas de vestir, maquillaje u otros medios.
  • Autoginefilia de objetivación: Se relaciona con la excitación sexual provocada por la contemplación de uno mismo como objeto sexual, adoptando una perspectiva externa y/o voyeurista.

¿Por qué no se considera una parafilia?

A pesar de que la autoginefilia puede compartir características con algunas parafilias, como la excitación sexual atípica o inusual, no se clasifica como una parafilia en sí misma. La principal razón detrás de esta distinción radica en la forma en que se conceptualiza la autoginefilia en relación con las parafilias tradicionales.

Las parafilias se caracterizan por patrones persistentes de excitación sexual intensa y recurrente hacia objetos, situaciones o individuos inusuales o atípicos. Ejemplos comunes de parafilias incluyen el fetichismo, el voyeurismo, el sadismo y el masoquismo. En estos casos, la excitación sexual se centra en elementos específicos que no son convencionales en términos de conducta sexual humana.

Por otro lado, la autoginefilia se enfoca en la excitación derivada de la feminidad propia, lo que implica una conexión directa con la identidad de género de la persona. Aunque puede involucrar fantasías o comportamientos sexualmente excitantes, la autoginefilia no se dirige a objetos externos o situaciones atípicas, sino a la propia percepción de la persona en términos de género.

Críticas y controversias

A pesar de las diferencias conceptuales entre la autoginefilia y las parafilias, la clasificación de la autoginefilia sigue siendo un tema controvertido en la comunidad científica y en la sociedad en general. Algunos críticos argumentan que la autoginefilia refuerza estereotipos de género tradicionales y patologiza las expresiones de género no normativas.

Además, ha habido críticas hacia la teoría de Ray Blanchard, quien propuso la autoginefilia como un componente de la transexualidad. Algunos activistas y académicos han cuestionado la validez y relevancia de esta teoría, argumentando que patologiza a las personas transgénero y no refleja la diversidad de experiencias de género.

Abordajes contemporáneos

En las últimas décadas, se ha producido un cambio en la forma en que se aborda la autoginefilia en la literatura científica y en la práctica clínica. Los enfoques contemporáneos tienden a alejarse de la patologización de las expresiones de género no normativas y a adoptar una perspectiva más inclusiva y respetuosa de la diversidad de experiencias de género.

Algunos investigadores sugieren que la autoginefilia puede entenderse dentro de un espectro más amplio de identidades y expresiones de género, sin necesidad de categorizarla como una parafilia o como un trastorno en sí mismo. Se destaca la importancia de considerar el contexto cultural y social en el que se manifiesta la autoginefilia, así como de respetar la autonomía y la autodeterminación de las personas en relación con su identidad de género.

Integración de la autoginefilia en la psicología contemporánea

En la psicología clínica y en la terapia sexual, la autoginefilia se aborda desde un enfoque más comprensivo y no patologizante. Los terapeutas y profesionales de la salud mental están capacitados para ayudar a las personas que experimentan autoginefilia a explorar sus fantasías, sentimientos y comportamientos de una manera que promueva la autoaceptación y el bienestar emocional.

En lugar de centrarse en suprimir o corregir la autoginefilia, el enfoque terapéutico actual se centra en la exploración, comprensión y aceptación de la propia identidad de género y de la propia sexualidad. Se fomenta el diálogo abierto y el trabajo colaborativo entre el cliente y el terapeuta para abordar cualquier conflicto emocional o psicológico relacionado con la autoginefilia.

En resumen, la autoginefilia es un concepto complejo que ha evolucionado a lo largo del tiempo en su conceptualización y en su abordaje en la psicología y la sexología. Si bien sigue generando debate y controversia, cada vez más se reconoce la importancia de comprender y respetar la diversidad de experiencias de género y de promover un enfoque inclusivo y respetuoso hacia la autoginefilia y otras expresiones de sexualidad humana.