La regulación emocional es un proceso fundamental dentro del ámbito de la inteligencia emocional.

Se refiere al proceso por el cual una persona puede influir sobre las emociones que siente, cómo las experimenta y cómo y cuándo las expresa.

Una buena gestión de nuestras emociones repercutirá en nuestro bienestar personal y nos ayudará a enfrentarnos a todo tipo de situaciones.

 

¿Qué es la regulación emocional?

Según el experto en educación emocional Rafael Bisquerra, la regulación emocional es la capacidad para manejar las emociones de forma adecuada. Esta supone tomar conciencia de la relación entre el plano emocional, el cognitivo y el conductual, incorporar unas buenas estrategias de afrontamiento, la capacidad para autogenerar emociones positivas, etc.

Otros autores han aportado otras definiciones, como la que indica que las personas, a través de este proceso, modulan sus emociones y modifican su comportamiento para alcanzar metas, adaptarse al contexto o promover el bienestar, tanto personal como social.

De unos años a esta parte, este concepto, asociado al de la inteligencia emocional, ha suscitado un enorme interés. Las personas que son competentes en este aspecto gestionan mejor su estrés y previenen mejor los problemas emocionales. Del mismo modo, todos los aspectos de su vida, incluidas sus relaciones personales, pueden verse favorecidos.

Para funcionar adecuadamente y ser eficiente, este sistema de regulación debe tener características de flexibilidad con el fin de poder adaptarse a los cambios de contexto.

Microcompetencias para la regulación emocional

  • Expresión emocional adecuada: supone la habilidad para entender que la expresión de la emoción no tiene por qué corresponderse con el estado emocional interno. E incluso comprender el impacto que la expresión de nuestra emoción puede tener en otras personas.
  • Regulación de emociones y sentimientos: entender que la emoción debe ser regulada. Esto incluye la regulación de los ataques de impulsividad (ira, violencia, etc.), la tolerancia a la frustración (para prevenir estados emocionales nocivos como el estrés, la ansiedad o depresión), etc.
  • Habilidades de afrontamiento: estrategias para gestionar la ansiedad y el estado emocional en situaciones conflictivas.
  • Competencia para generar emociones positivas: es la capacidad para gestionar el bienestar emocional con el objetivo de conseguir una mejor calidad de vida, basada en la autogeneración de emociones positivas.

Modelo de regulación emocional óptima de Hervás

Con base en los principios de la Psicología Positiva, este modelo del psicólogo Gonzalo Hervás propone un entrenamiento para la mejora de la regulación emocional. Implica abrirse a las emociones, aceptarlas y entenderlas para poder regularlas.

En este modelo la regulación emocional se sitúa al final del proceso, condicionada por el propio procesamiento emocional de la experiencia. Se compone de seis pasos:

  • Apertura emocional: la capacidad de la persona para acceder de manera consciente a sus emociones.
  • Atención emocional: es la tendencia a dedicar recursos atencionales a la información emocional.
  • Aceptación emocional: es la ausencia de juicio negativo hacia la propia experiencia emocional. La capacidad para reconocer que puede existir el malestar emocional.
  • Etiquetado emocional: es la capacidad de la persona para nombrar las propias emociones, la detección y categorización del propio sentimiento que evite la confusión emocional.
  • Análisis emocional: en este caso se refiere a la capacidad del sujeto para la reflexión y el entendimiento del significado y la implicación de sus propias emociones, qué nos quieren decir, qué conclusiones podemos sacar de cara al comportamiento futuro.
  • Modulación emocional: la capacidad de la persona para modular sus respuestas emocionales a través de la activación de estrategias emocionales, cognitivas y conductuales.

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