Las personas mentirosas patológicas o mentirosas compulsivas son aquellas que mienten constantemente. No se trata de mentiras esporádicas, sino de una inclinación absoluta hacia la mentira. No se considera un trastorno en sí mismo ni una enfermedad, pero las personas mitómanas, que así se les denomina, presenta síntomas compartidos con diferentes patologías.

Estas personas son conscientes de sus mentiras y suelen elaborar historias bastante verosímiles. No se trata de un trastorno psicótico. Aunque convive con la mentira, el mitómano sabe que está mintiendo. Se trata de personas que no se encuentran a gusto consigo mismas.

Qué es la mitomanía

La primera acepción de la RAE para la palabra “mitomanía” es “tendencia morbosa a desfigurar, engrandeciéndola, la realidad de lo que se dice”. En segundo lugar, figura otra que está más extendida a nivel popular, la que se refiere a la mitificación o admiración excesiva hacia otras personas o cosas.

La mitomanía también se conoce como pseudología fantástica. Es una adicción a la mentira en la que la persona es incapaz de dejar de mentir y falsear la realidad. Una realidad que necesita hacer más tolerable.

Sintomatología de la mitomanía

  • Incapacidad para controlar los impulsos de mentir
  • Satisfacción ante sus mentiras no descubiertas
  • Escasas habilidades sociales
  • Alto nivel de ansiedad
  • Baja autoestima
  • Escalada progresiva de mentiras, cada vez más grandes
  • Estrés derivado de la necesidad de mantener sus mentiras

La mitomanía puede ser un síntoma de otros trastornos mentales.

Causas de la mentira patológica

Como hemos comentado, el objetivo del mentiroso compulsivo es transformar una realidad que no le gusta. Su arma para hacerlo es la mentira.

  • Estas personas mienten para presentarse como en realidad les gustaría ser: personas de más éxito, más reconocidas, más ricas, etc.
  • De esta forma lo que persiguen es captar la atención y obtener la admiración.
  • Un mitómano miente para engrandecer su persona a los ojos de los demás y es adicto a la mentira, que le proporciona satisfacción.
  • La mentira funciona como un factor reductor de la ansiedad que le provoca su fracaso en la vida real, y funciona como un refuerzo para perpetuar esa conducta.

Con la mentira, la persona mitómana consigue la aceptación social, el respeto, crea un personaje falso que enmascara la realidad.

En qué consiste el tratamiento de la mitomanía

Las personas mitómanas difícilmente reconocen que lo son. Por eso, es difícil que acepten someterse a tratamiento. No obstante, si han sufrido los reveses derivados de su comportamiento, puede que acabe reconociendo el problema y con voluntad de superarlo.

El paso siguiente es buscar ayuda especializada. Un profesional de la salud mental puede evaluar el caso, si está dentro de otro trastorno o no, etc., y prestarle su ayuda para salir de su adicción.

Los mentirosos compulsivos son personas inseguras que no tienen un buen autoconcepto. Esconden una baja autoestima enmascarada en sus fantasías, creen que si se muestran como son no conseguirán ser aceptados.

Un tratamiento efectivo para esta problemática es la terapia cognitivo-conductual, mediante una reestructuración cognitiva que sustituya sus creencias erróneas y pensamientos nocivos. En este contexto, el trabajo con estos pacientes pasa también, necesariamente, por fomentar su autoestima y mejorar sus habilidades sociales para lograr que la persona se encuentre a gusto dentro de su piel y no tenga que recurrir a la mentira constante.

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