A. Ataques de pánico imprevistos recurrentes. Un ataque de pánico es la aparición súbita de miedo intenso o de malestar intenso que alcanza su máxima expresión en minutos y durante este tiempo se producen cuatro (o más) de los síntomas siguientes:
Nota: La aparición súbita se puede producir desde un estado de calma o desde un estado de ansiedad.
1. Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia
cardiaca.
2. Sudoración.
3. Temblor o sacudidas.
4. Sensación de dificultad para respirar o de asfixia.
5. Sensación de ahogo.
6. Dolor o molestias en el tórax.
7. Náuseas o malestar abdominal.
8. Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.
9. Escalofríos o sensación de calor.
10. Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo).
11. Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (separarse de uno mismo).
12. Miedo a perder el control o de “volverse loco.”
13. Miedo a morir.
Nota: Se pueden observar síntomas específicos de la cultura (p. ej., acúfenos, dolor de cuello, dolor de cabeza, gritos o llanto incontrolable).
Estos síntomas no cuentan como uno de los cuatro síntomas requeridos.
B. Al menos a uno de los ataques le ha seguido un mes (o más) de uno o los dos hechos siguientes:
1. Inquietud o preocupación continua acerca de otros ataques de pánico o de sus consecuencias (p. ej., pérdida de control, tener un ataque de corazón, “volverse loco”).
2. Un cambio significativo de mala adaptación en el comportamiento relacionado con los ataques (p. ej., comportamientos destinados a evitar los ataques de pánico, como evitación del ejercicio o de las situaciones no familiares).
C. La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) ni a otra afección médica (p. ej., hipertiroidismo, trastornos cardiopulmonares).
D. La alteración no se explica mejor por otro trastorno mental (p. ej., los ataques de pánico no se producen únicamente en respuesta a situaciones sociales temidas, como en el trastorno de ansiedad social; en repuesta a objetos o situaciones fóbicas concretos, como en la fobia específica; en respuesta a obsesiones, como en el trastorno obsesivo-compulsivo; en respuesta a recuerdos de sucesos traumáticos, como en el trastorno de estrés
postraumático; o en respuesta a la separación de figuras de apego, como en el trastorno de ansiedad por separación).
Se caracteriza por la aparición de ataques de pánico y la preocupación constante por la posibilidad de que se puedan dar nuevos ataques, así como sus consecuencias. Podríamos definirlo como la aparición aislada y temporal de miedo o malestar intenso acompañado generalmente de sensaciones de peligro inminente y de un impulso a escapar, durante el cual se presentan al menos cuatro de un total de 13 síntomas somáticos o cognitivos (ver cuadro) que inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros diez minutos; cuando se reunen todos estos criterios pero se presentan menos de cuatro de los síntomas, se habla de ataques de pánico con síntomas limitados.
Aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de cuatro (o más) de los siguientes síntomas, que se inician bruscamnete y alcanzan su máxima expresión en los primeros diez minutos:
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Estos ataques son de comienzo repentino y, en la mayoría de los casos, imprevistos, aunque existen ciertas situaciones que pueden propiciar una mayor frecuencia de los ataques como los lugares cerrados, los transportes públicos, sitios concurridos y en general, lugares en los que las posibilidades de escape o salida sean difíciles.
Entre los síntomas del ataque de pánico hay que prestar especial atención al fenómeno de la hiperventilación, que tiene lugar cuando se produce una respiración demasiado rápida, generando una ventilación excesiva que disminuye el dióxido de carbono en sangre y aumenta el pH sanguíneo. Esta hiperoxigenación de la sangre se puede compensar, por ejemplo, respirando dentro de una bolsa para alcanzar nivel de dióxido de carbono adecuado y regular el ritmo respiratorio.
Los individuos afectados, pueden desarrollar ansiedad anticipatoria ante la posibilidad de experimentar nuevos ataques (miedo al miedo) que se asocian a estímulos externos, llevando a las personas en cuestión a evitar tales situaciones, lo que facilita la aparición de nuevos ataques.
Tratamiento
- Exposición "in vivo": distracción, graduando la exposición, centrándose en los estímulos físicos como estímulos fóbicos (exposición interoceptiva)
- Entrenamiento en respuestas de afrontamiento: relajación y respiración, autoinstrucciones
- Exposición controlada a fuentes de estrés
- Prescripción paradójica
- Prevención de recaídas