Las distimias o neurosis depresivas se caracteriza por un estado de ánimo crónicamente depresivo que está presente la mayor parte del día de la mayoría de los días durante al menos 2 años. Los sujetos con trastorno distímico describen su estado de ánimo como triste o «desanimado». En los niños, el estado de ánimo puede ser irritable más que depresivo y la duración mínima exigida es sólo de 1 año.

El ánimo depresivo se instala en su vida y determina durante años su forma de contemplar la realidad. Se trata pues de un trastorno crónico que no se muestra habitualmente con episodios sino con la presencia continua de los síntomas similares a los del trastorno depresivo mayor pero que no cumple con todos los patrones diagnósticos, aunque algo menos severos, a pesar de la menor intensidad, los síntomas suelen ser lo suficientemente importantes como para alterar el normal funcionamiento personal, sociofamiliar y laboral.

 

El trastorno distímico es muy común entre la población general (el 3-5% lo padece), y muy frecuente en consulta donde puede alcanza entre el 40 y el 50%. Suele darse preferentemente en mujeres y se acompaña con frecuencia de otros trastornos (abuso de alcohol y otras sustancias, trastornos de ansiedad, etc.).

El pronóstico es variable, pero con una adecuada combinación de fármacos y psicoterapia puede curarse, a pesar de que el tratamiento es prolongado, entorno al 15% de los casos remiten antes de un año. El 25% de los pacientes distímicos no alcanza la curación completa.

 

Tratamiento

 

  • Las técnicas psicoterapéuticas más utilizadas en la distímia son la terapia de apoyo, las terapias breves de orientación psicoanalítica y las terapias de orientación cognitivo-conductual. Existen técnicas psicoterapéuticas específicas, como la terapia grupal, de familia o de pareja, que se utilizan en los casos en que las relaciones interpersonales, familiares o conyugales pueden desencadenar o perpetuar la distímia.
  • El tratamiento del trastorno distímico, debe integrar diversas técnicas. La terapia combinada psicofarmacológica-psicoterapéutica ha demostrado mayor eficacia que cada una de ellas por separado. La elección de las técnicas de tratamiento (farmacólogicas, psicoterapéuticas o ambas), debe basarse en un diagnóstico adecuado y en criterios técnicos.
  • Es imprescindible que el terapeuta suministre una información básica del trastorno, del tratamiento y del pronóstico del mismo a la persona distímica y a los familiares.

 

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