La terapia Gestalt no busca simplemente explicar los orígenes de las dificultades sino experimentar las soluciones que la persona encuentra dentro de sí; no se dedica a preguntar “¿por qué?” sino “¿cómo? y ¿para qué?”
Uno de sus pilares es la asunción de la propia responsabilidad de la persona sobre su conducta y su vida como elemento imprescindible para la movilización y el cambio.
La terapia gestalt desarrolla una perspectiva integradora del ser humano atendiendo a las dimensiones sensoriales, afectivas, intelectuales y sociales para lograr una experiencia global. Hace especial hincapié en la toma de conciencia de la experiencia actual y en la vivencia del sentimiento presente como búsqueda de la autenticidad desprovista de las habituales máscaras relacionales.
Por todo ello, favorece un contacto genuino con los otros y con uno mismo.