La microbiota intestinal es el conjunto de microorganismos (millones de bacterias, arqueas, eucariotas y virus) que habitan en el aparato digestivo. Es conocida también popularmente como flora intestinal.

La microbiota está relacionada con funciones del organismo como la nutrición, la digestión, la inmunidad, protección ante patógenos, etc. A través de diferentes estudios se ha comprobado también que las personas con depresión suelen tener un desequilibrio en la microbiota intestinal denominado disbiosis.  

Para entender este fenómeno hay que tener en cuenta la conexión bidireccional que existe entre la microbiota del sistema digestivo y el cerebro.

Una microbiota sana, necesaria para una buena salud mental

Las alteraciones en la microbiota son frecuentes en pacientes con depresión. Por ello, se recomienda a todas las personas que padecen este trastorno cuidar su dieta para tener una microbiota más saludable.

Así pues, este desequilibrio puede compensarse a través de una alimentación equilibrada que mejore el estado depresivo de la persona y pueda ayudar a que su tratamiento psicológico sea más efectivo.

Hay que hacer notar que la depresión es una enfermedad sistémica, en la que confluyen diferentes sistemas del organismo. Si la mala alimentación u otros hábitos inadecuados provocan una disbiosis intestinal, el eje intestino-cerebro queda alterado y complica la evolución del trastorno depresivo.

Por lo tanto, hay que tratar ese desequilibrio de la microbiota para una recuperación absoluta de la depresión.

Diferencias de la microbiota intestinal en pacientes con depresión

Las últimas investigaciones señalan diferencias significativas en la microbiota intestinal de individuos con depresión respecto al grupo de control sano. Las evidencias en estudios con animales, principalmente roedores, señalan que, a grandes rasgos, estas diferencias se concretan en una menor riqueza y diversidad de las especies bacterianas. Es decir, que la diversidad bacteriana suele disminuir en casos de depresión.

En cuanto a los estudios con seres humanos tienen la desventaja de que se han hecho con pocas personas. Además, pueden estar condicionados por la ingesta de antibióticos y antidepresivos que pueden variar la composición de la microbiota.

No obstante, las personas con un episodio activo de depresión muestran niveles elevados del liposacárido de bacterias del género Bilophila y Alistipes, disminución de Anaerostipes y una desaparición absoluta de Dialister. Todas ellas son alteraciones que no aparecen en la fase de remisión del trastorno.  

Son las conclusiones de un estudio colaborativo coordinado por el grupo del CIBERSAM (Centro de Investigación Biomédica En Red de Salud Mental) liderado por Juan Carlos Leza del Departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.

Por su parte, entre los resultados relevantes de un estudio publicado en Nature Microbiology y liderado por Valles-Colomer y su equipo destaca una reducción de dos géneros de bacterias (Coprococcus y Dialister) en la microbiota de las personas con depresión, excluyendo los efectos de los fármacos antidepresivos.

Por otro lado, la bacteria Flavonifractor tiene valores más altos en pacientes con depresión mayor. También se observó una correlación positiva entre la calidad de vida del paciente y la habilidad de su microbiota para sintetizar la dopamina (también conocida como la hormona del placer).  

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