Un ataque de pánico es una reacción de miedo intenso y repentino, acompañada de una huida intensa de estímulos externos. Esto puede incluir escalofríos, sudoración, náuseas, palpitaciones cardíacas, temblores, miedo a morir, falta de aire y puede ser acompañado de síntomas físicos y mentales. Algunas personas también pueden experimentar fobias y pensamientos irracionales durante un ataque de pánico. Un ataque de pánico puede durar hasta algunos minutos o horas. Tratamiento es importante como los trastornos de ansiedad relacionados con los ataques de pánico pueden impactar negativamente en su vida diaria si no recibe el tratamiento adecuado.



Entre los síntomas de un ataque de pánico pueden darse:

 

  1. Frecuente sentimiento de desesperación o miedo intenso.
  2. Sensación de que el aire falta o ahogo
  3. Sensación de perder el control o estar fuera de sí.
  4. Palpitación o taquicardia.
  5. Sudoración excesiva.
  6. Temblores y/o sacudidas.
  7. Hiperventilación.
  8. Inseguridad.
  9. Mareos u otra sensación de "vértigo".
  10. Desorientación, confusión, delirio.
  11. Dolor en el pecho.
  12. Náuseas o malestar abdominal.
  13. Inestabilidad en las piernas.
  14. Sequedad en la boca.
  15. Miedo a perder el control o volverse loco.
  16. Miedo a morir.
  17. Visión borrosa o diplopía.
  18. Rigidez muscular.
  19. Intrusión de pensamientos recurrentes.
  20. Sentimiento de irrealidad o extrañeza.

 

Los pensamientos durante un ataque de pánico pueden variar desde pensamientos catastróficos y preocupantes de que algo malo va a suceder, hasta los sentimientos de que uno está fuera de control. Estas pensamientos suelen incluir pensamientos de posibilidades de fracaso o desastre, miedo a que no se vuelva a la normalidad y preocupaciones acerca de salud física o mental. A veces, hay pensamientos irracionales sobre temas que normalmente no son debatibles. Muchas veces, estos pensamientos llevan a aumentar la ansiedad, mezclando con los otros síntomas para incrementar el nivel de aterrorización.

 

Si bien la causa raíz puede ser diferente para cada persona, la buena noticia es que estos episodios pueden ser controlados con tratamiento adecuado.

 

Hay algunos pasos sencillos que puedes seguir para controlar un ataque de pánico:

 

  1. Trata de concentrarte en tu respiración. Intenta respirar profunda y lentamente para relajarte.
  2. Utiliza auto-distracción tratando de dirigir tu mente a otra cosa.
  3. Reúnete con amigos o familiares para sentirte acompañado.
  4. Ubícate en un lugar tranquilo y relaja tus músculos respirando suavemente.
  5. Intenta relajarte sobre todo cuando los pensamientos y las sensaciones comienzan a aumentar.
  6. Permite que tus pensamientos pasen a través de tu mente sin ser juzgado.
  7. Establece objetivos realistas y mantén tu vida en orden.
  8. Busca ayuda profesional si los ataques son frecuentes.

Uno de los enfoques más eficaces para trabajar con un ataque de pánico es la terapia cognitivo-conductual (TCC). Este enfoque ayuda al paciente a identificar y reemplazar sus pensamientos negativos que contribuyen a su dolor con pensamientos positivos y realistas. También se utilizan técnicas de relajación para ayudar a aliviar los síntomas físicos de la ansiedad y aprender estrategias para cuando se niegan los ataques. Los profesionales de la salud mental pueden evaluar el grado en que los ataques de pánico afectan la vida del paciente para determinar cómo abordar la situación. Otra técnica efectiva para el manejo de la ansiedad asociada a los ataques de pánico es el entrenamiento en Mindfulness, otros tipos de psicoterapia como EMDR o la sincronización de hemisferios cerebrales

 

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