Los celos son una emoción muy compleja que todos hemos sentido en algún momento, ya sea dentro de una pareja, entre hermanos, amigos, compañeros de trabajo, etc.

En realidad, se trata de una reacción motivada por el miedo a la pérdida de algo, ya sea una persona, una cosa, ciertos estatus o posición social o familiar, el cariño de un ser querido, etc.  

Si hablamos de los celos dentro de una pareja, debemos tener claro que los celos jamás significan o expresan amor. En realidad, son la expresión de un desarrollo emocional desajustado.

Cuáles son las causas de los celos

En la década de los 90, la Universidad de Nueva York puso en marcha un estudio para descubrir cuáles eran exactamente los motivos que causan los celos. Los resultados confirmaron las teorías de muchos psicólogos. Las personas celosas suelen ser inseguras, tener una baja autoestima y un historial de apego poco saludable durante su etapa de crianza.

Así pues, a la base de los celos podemos encontrar las siguientes causas:

Inseguridad y baja autoestima

Los celos proyectan nuestras propias inseguridades. El hecho mismo de no valorarse lo suficiente provoca el miedo a perder a la persona amada. Nuestra propia inseguridad genera desconfianza hacia nuestra pareja.

Temor a estar solo

En este caso, los celos no están motivados por el afecto hacia el otro, sino por una preocupación egoísta por la posibilidad de quedarse solo. Puede ser el miedo a no ser capaz de volver a encontrar pareja o tratarse de personas que no saben estar solas, que no conciben la vida si no es en pareja. En esto también puede influir la presión social.

Sentimiento de posesión hacia la pareja

Este sentimiento parte de una idea equivocada: que la otra persona nos pertenece. Esto origina relaciones tóxicas y modelos de comportamiento insanos. Sin embargo, una pareja emocionalmente saludable solo puede construirse garantizando la autonomía de sus dos miembros, sobre la base de la confianza mutua.

Miedo a perder a la persona amada

La dependencia emocional es otro de los motivos de un problema de celos. Esto provoca que la persona viva recelosa, con miedo constante a perder a la pareja, le aterra imaginar su vida sin ella. Sin embargo, nuestra felicidad no puede estar ligada a una única persona. Por mucho que queramos a nuestra pareja, su compañía no puede ser condición necesaria para que tengamos una vida plena.

Apego inseguro en la infancia

Existen estudios que relacionan los problemas de apego con el desarrollo de problemas de celos en la vida adulta. Los esquemas mentales de una persona criada en condiciones de apego inseguro pueden desarrollar conductas dependientes y celosas. Sus patrones afectivos están desestructurados, lo que provoca inestabilidad emocional y baja autoestima.

Malas experiencias previas

Experiencias previas de abandono o infidelidades marcan la trayectoria vital y hacen que nos volvamos más recelosos y desconfiados. Sin embargo, estas malas experiencias no tienen por qué repetirse, debemos reaprender a confiar.

Patrones emocionales inadecuados

Haber tenido una pareja anterior celosa puede hacer que normalicemos este tipo de conductas. Pero no debemos persistir en los malos hábitos, sino corregirlos.

¿Deben reprimirse los celos?

Si tratamos de erradicar los celos, seguirán acechándonos. Más que eso, lo que debemos hacer es tratar de entender por qué se producen, ser conscientes de nuestras inseguridades y miedos para controlarlos y para resolver el problema de origen.

Para solucionar un problema de celos es necesario trabajar nuestra autoestima y ser capaces de reconocer nuestras virtudes y logros.

¿Cuándo se consideran patológicos los celos?

Cuando los celos van más allá de las meras dificultades de gestión emocional, se convierten en una patología.

Según el DSM-5, el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, la celotipia (o celos patológicos), también llamado síndrome de Otelo es un subtipo de trastorno delirante que tiene como tema central la infidelidad de la pareja.

Se caracteriza por la desconfianza y los pensamientos recurrentes, incontrolables y obsesivos sobre las posibles infidelidades de la pareja. Los celos son el eje central de la vida de estas personas, con las que resulta prácticamente imposible convivir. Son casos que necesitan intervención psicológica.

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