La hipervigilancia es uno de los síntomas más desgastantes de la ansiedad. No siempre comienza como un sobresalto o un ataque de pánico: a veces empieza de forma lenta, casi imperceptible. Poco a poco, la persona se vuelve más observadora de su cuerpo, más sensible a los ruidos, más atenta a las señales del entorno, más pendiente de si algo podría salir mal.
Leer más: Hipervigilancia y ansiedad: cómo romper el bucle del miedo anticipatorio
