Hoy en día resulta más natural abordar temas de salud mental en familia. Pero hace unas décadas era un auténtico tabú. Que uno de los familiares acudiera al psiquiatra o al psicólogo era motivo de estigmatización para mucha gente. Por lo tanto, podía incluso llevarse en secreto.

A veces, resulta difícil hablar de salud mental con niños. Sin embargo, las dudas de los hijos respecto a este tema son lógicas y naturales, sobre todo si en el seno familiar existe el diagnóstico y tratamiento de algún trastorno, o si han experimentado algún problema.

Lo más adecuado es hablar del tema de la forma más honesta y llana posible, siempre adaptando la conversación a la edad de tu hijo.

La importancia de hablar de la salud mental

La salud mental se refiere al bienestar psicológico, social y emocional. Comprende nuestra forma de pensar, sentir y actuar. Condiciona nuestro manejo del estrés, la relación con nuestros semejantes y nuestra toma de decisiones.

Es muy importante que tu hijo comprenda que la salud mental, como la física, es parte de la vida y que existen problemas de mayor o menor magnitud, muchos de los cuales tienen solución. Que tenga claro que, de la misma forma que existen médicos que tratan nuestras patologías físicas, hay otros profesionales especializados en nuestra salud mental.

Los padres deben procurar crear un entorno donde se pueda hablar tranquilamente de salud mental. Tratar este tema con tu hijo ayuda desestigmatizar y le da confianza para contar si está teniendo problemas de cualquier tipo.

¿Cómo detectar signos de alarma respecto a la salud mental de tu hijo?

Ante cambios bruscos de comportamiento, desajustes emocionales, problemas escolares, etc., podemos sospechar que sean el síntoma de un problema más grave.

En el caso de que existan conductas agresivas hacia los demás o autolesiones, o si hay algún indicio de alucinaciones visuales o auditivas, lo mejor es consultar con un especialista que pueda ayudarnos a resolver el problema.

5 consejos para conversar sobre salud mental con un menor

  • Comparte tu propia experiencia, responde con franqueza sobre la utilidad de la medicación que tomas o los motivos por los que una persona se somete a terapia.
  • No pretendas solucionar nada a las primeras de cambio. Si lo único que demuestras es querer solucionar el problema, puede que tu hijo no se sienta escuchado. Lo mejor es dejarle hablar y que exprese sus sentimientos e ideas. Una vez lo haya hecho, y si realmente existe un problema, llegará el momento de trabajar juntos para solucionarlo.
  • Por lo tanto, si tu hijo te quiere comentar algo sobre este tema, préstale atención absoluta, evita las distracciones y reserva un tiempo para ello.
  • Con niños pequeños los emojis serán muy útiles para identificar sentimientos y expresarlos, ya que muchas veces tiene más dificultades para verbalizarlas.
  • Si no se siente cómodo para hablar contigo del tema, debes ser capaz de identificar adultos de confianza (profesores, tíos, abuelos, entrenadores, etc.) con los que les cueste menos abrirse.

Sea cual sea el problema, tu hijo debe saber que hay ayuda. Puedes solicitar cita previa para tratamiento aquí.