A menudo se entiende la agorafobia como lo contrario a la claustrofobia y se define como el “miedo irracional a los espacios abiertos”, pero en realidad es algo más complejo que se presenta en diferentes grados.

Pertenece a la categoría de las fobias, encuadrada dentro de los trastornos de ansiedad. A lo largo de este artículo vamos a ver una definición más exacta, sus síntomas, cuáles son los miedos que afectan al sujeto y unos consejos para superarla.

 

Definición de agorafobia

La agorafobia es un trastorno de ansiedad que consiste en el miedo a aquellas situaciones o circunstancias en la que la persona se siente indefensa o insegura, tanto que pueden llegar a entrar en un ataque de pánico por pensar que no podrán recibir ayuda adecuada. O también por vivir un sentimiento de vergüenza exagerado por mostrar tu ansiedad o miedo.

Puede ocurrir en un espacio abierto, en una multitud haciendo una fila, en el transporte público, lejos de su casa, en el cine, en el teatro o allí donde la persona experimente una sensación intensa de ansiedad por no poder escapar de la situación.

El estímulo que activa la agorafobia son los lugares o situaciones que pueden causar un ataque de pánico y en los que la persona se siente atrapada, indefensa o avergonzada.

La agorafobia se suele instaurar después de tener un ataque de pánico, por lo que las personas rehúyen los lugares o situaciones donde puede repetirse. Esto hace que al final las personas dejen de salir de casa más allá de lo imprescindible.

No obstante, la agorafobia puede presentarse con o sin ataque de pánico, aunque este último suele ser bastante frecuente.

Síntomas de la agorafobia

  • Ansiedad
  • Ataques de pánico
  • Aceleración del ritmo cardiaco
  • Dificultades para respirar
  • Opresión en el pecho
  • Sudoración excesiva
  • Náuseas, vómitos…
  • Tensión muscular, dolores de cabeza…

¿A qué teme una persona agorafóbica?

Este trastorno tiene que ver con varios miedos básicos que lo desencadenan. Por ejemplo:

  • A no tener ayuda en esa situación
  • A tener un ataque al corazón
  • A sufrir un desmayo
  • A sufrir una caída
  • A enloquecer
  • A morir
  • A hacer el ridículo en público

Los miedos llegan a ser tan intensos, que la persona evita exponerse a las situaciones que los provocan. Una solución que es, en sí misma, un problema y que implica la falta de libertad.

En algunos casos, la agorafobia desemboca en cuadros depresivos, hipocondrías, etc. Por lo que llega a ser un problema bastante incapacitante.

Recomendaciones para enfrentarse a la agorafobia

  • Comprende qué es la ansiedad. No pongas tanta atención en los síntomas, aprende a normalizarlos.
  • Entrénate en técnicas de manejo de ansiedad: control de la respiración, técnicas de tensión-distensión, relajación, mindfulness
  • No anticipes las situaciones. Reformula un pensamiento más realista para tus miedos irracionales.
  • Exposición progresiva a las situaciones temidas, teniendo en cuenta los puntos anteriores para el control de la ansiedad.
  • Sé paciente, no te desesperes. La superación de un problema de ansiedad requiere su tiempo y necesita de la modificación de los hábitos.
  • Deja de buscar el control total de las situaciones, eso no existe. Buscar las salidas de emergencia al llegar a un lugar nuevo, o un hospital cercano, establecer siempre las mismas rutinas, no salir de una zona determinada… son conductas que refuerzan el problema y lo retroalimentan. Libérate de ellas.
  • Trabaja tu autoestima: los problemas de ansiedad suelen ir asociados a la falta de confianza en uno mismo.
  • Busca razones para salir y relacionarte, no te aísles.

Tratamiento de la agorafobia

En nuestro centro tratamos este trastorno mediante diferentes modelos terapéuticos o una combinación de ellos: la terapia cognitivo-conductual para cambiar los pensamientos distorsionados que mantienen la ansiedad y el método EMDR para reprocesar las emociones, entre otros, son de los más útiles y frecuentemente utilizados.

Puedes solicitar cita previa para tratamiento aquí.