¿Te suena eso de que no hay peor enemigo que uno mismo? Si tu voz interior te habla con desconfianza o desprecia tus méritos, si se convierte en la voz crítica más despiadada que conoces y no antepone el afecto y la consideración, acabará dinamitando tu autoestima y tu autoconcepto.

Para conseguir un grado saludable de bienestar psicológico es necesario activar un diálogo interior autocompasivo, superando viejos lastres educacionales y estilos de apego que puedan haber afectado a tu desarrollo emocional como persona. Si eres capaz de neutralizar esos mecanismos nocivos y dialogar contigo mismo con más respeto, notarás un profundo cambio a mejor.

Albert Ellis y el diálogo interior autocompasivo

Albert Ellis fue el padre de la Terapia Racional Emotiva. Ya puso de manifiesto en los años 50 que los pensamientos distorsionados sobre nosotros mismos pueden ocasionar problemas psicológicos relacionados con la autoestima, la ansiedad y la depresión. Una de sus frases más conocidas es la siguiente: “Te sientes principalmente de la forma en que piensas”.

Este psicoterapeuta cognitivo consideraba que el diálogo interno constituye el eje del bienestar emocional y nos ayuda a cambiar de forma significativa para poder crecer como personas. Para ello, según Ellis, debe existir una “autoaceptación incondicional” por parte de la persona, que se rebele contra la idea irracional de que tenemos que hacerlo todo a la perfección y no podemos permitirnos el menor fallo.

Sin embargo, no se nos ayuda desde pequeños a educar esa voz interior autocompasiva. Mucho menos si, desde su más tierna infancia, la persona ha sido sometida a una educación emocional desajustada.

Sin embargo, numerosos estudios recientes apuntan que la autocompasión, una valiosa aportación por parte de la psicología positiva, tiene una correlación clara con la satisfacción emocional y el control de los estados de ansiedad, depresión, estrés, etc.

10 aspectos esenciales para desarrollar el diálogo interior autocompasivo

  • Autoconsciencia: se trata de tomar consciencia plena de tus necesidades, emociones y pensamientos. No se puede alcanzar el bienestar psicológico y el crecimiento personal si se vive en modo piloto automático.
  • Reinicia: después de tanto tiempo, el patrón de pensamientos puede estar tan viciado que debemos partir de cero para identificar nuestras verdaderas necesidades y ser capaces de darnos ese amor que tanto tiempo nos hemos negado.
  • Procura hacerte feliz: el secreto está en tratarte a ti mismo como lo harías con tu mejor amigo, a quien no juzgas ni recriminas, sino que lo ayudas y tratas de comprenderlo. Pues así es también como debes hacerlo contigo.
  • Desactiva fantasmas internos: nos referimos así a los prejuicios, pensamientos tóxicos, creencias erróneas sobre tu persona, etc., que lo único que hacen es limitarte.
  • Permítete la imperfección: en la vida todos nos equivocamos y fallamos, porque somos humanos. Debemos asumirlo y aceptarlo, la vida es aprendizaje.
  • Perdónate: si cometiste errores no puedes seguir mortificándote. Si eres capaz de perdonar a los demás tienes que ponerlo en práctica también contigo. Si te das el perdón, te sentirás más libre y crecerás como persona.
  • Mentalidad de crecimiento: según este término, acuñado por la doctora Carol Dweck, aprendemos de nuestros errores para conseguir crecer, desarrollar nuestro potencial a pesar de las etiquetas y las carencias de partida, abandonando formas de pensar rígidas que imposibilitan nuestra adaptación.
  • Frente a la crítica, fomenta la automotivación: la crítica interna debe tener unas limitaciones y sustituirse por la automotivación. Esta es una habilidad que puede desarrollarse y que nos estimula para seguir creciendo a pesar de las dificultades.
  • Amabilidad frente a crítica excesiva y negatividad: el diálogo interior debe fomentar la amabilidad y la ternura para desactivar la crítica negativa. Es un proceso lento que debe hacerse con una intención clara y plenamente consciente, que lleva su tiempo.
  • Baja el ritmo: el diálogo interior autocompasivo no es compatible con los pensamientos automáticos y los que se realizan a toda velocidad. Cocinemos nuestro diálogo interno a fuego lento, con calma, mimo y paciencia. Poco a poco, conseguiremos dar prioridad a la amabilidad frente a la severidad, desesperanza o la crispación.

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