Son patrones de comportamiento sexuales cuya fuente predominante de placer no se encuentra en la cópula, sino en alguna otra actividad o cosa que lo acompaña. No tienen porque ser conductas negativas, pero al depender de convenciones sociales imperantes en un momento y lugar determinados, hay que situarlas en su contexto. De hecho, la masturbación y el sexo oral fueron consideradas parafilias hasta mediados del siglo XX.
Suelen, aunque no necesariamente, suceder principalmente porque la persona que las practica ya ha tenido una cantidad muy elevada de placer sexual, que llega un momento en que lo poco no la satisface y quiere más y más de aquella actividad para sentir el orgasmo o excitarse
Las definiciones más usuales recogen comportamientos como el sadismo, el masoquismo, el exhibicionismo, el voyeurismo, la zoofilia, la coprofilia, la necrofilia, el fetichismo y el frotismo.