La Corea de Sydenham, también conocida como corea reumática o baile de San Vito, es un trastorno de movimiento poco común que se desarrolla como una complicación de la fiebre reumática aguda. A pesar de que este trastorno es infrecuente en la actualidad, comprender sus causas, síntomas y opciones de tratamiento es crucial para garantizar un manejo efectivo de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes afectados.
Causas de la Corea de Sydenham
La Corea de Sydenham se origina como consecuencia de una infección previa por estreptococos del grupo A, el mismo microorganismo responsable de la fiebre escarlatina y la faringitis estreptocócica. Cuando el sistema inmunológico reacciona de manera exagerada ante esta infección bacteriana, se desencadena una respuesta autoinmune que ataca a las propias células del cuerpo, incluyendo las células del cerebro. Este proceso autoinmune inflama el cuerpo estriado, una región del cerebro responsable de regular el movimiento, lo que resulta en los síntomas característicos de la Corea de Sydenham.
Factores de riesgo
Si bien la infección por estreptococos del grupo A es el desencadenante principal de la Corea de Sydenham, no todas las personas que han tenido una infección estreptocócica desarrollarán este trastorno. Algunos factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de padecer Corea de Sydenham incluyen:
- Edad: La Corea de Sydenham afecta principalmente a niños entre 5 y 15 años, aunque también puede presentarse en adultos.
- Antecedentes de fiebre reumática: Aquellos que han tenido fiebre reumática previamente tienen un mayor riesgo de desarrollar Corea de Sydenham.
- Genética: Existe evidencia de que la susceptibilidad a la Corea de Sydenham puede estar influenciada por factores genéticos.
Síntomas de la Corea de Sydenham
Los síntomas de la Corea de Sydenham suelen manifestarse unas semanas después de la infección estreptocócica inicial y pueden variar en su intensidad y duración. Entre los síntomas más comunes se incluyen:
Movimientos involuntarios
La característica principal de la Corea de Sydenham son los movimientos involuntarios, bruscos y erráticos, que afectan principalmente a los músculos de la cara, las extremidades y el tronco. Estos movimientos pueden ser impredecibles y dificultan tareas cotidianas como escribir, comer o vestirse.
Cambios en el tono muscular
Además de los movimientos involuntarios, los pacientes con Corea de Sydenham pueden experimentar cambios en el tono muscular, lo que se traduce en una rigidez muscular aumentada o disminuida. Estos cambios pueden afectar la coordinación y el equilibrio del individuo.
Problemas de comportamiento y emocionales
Algunos pacientes con Corea de Sydenham pueden presentar alteraciones en el comportamiento y el estado de ánimo, como irritabilidad, ansiedad, cambios en la personalidad o dificultades en la concentración y la memoria.
Complicaciones neurológicas
En casos severos, la Corea de Sydenham puede estar asociada a complicaciones neurológicas como trastornos del habla, convulsiones o problemas cognitivos. Estas complicaciones pueden interferir significativamente en la calidad de vida del paciente si no son tratadas adecuadamente.
Diagnóstico de la Corea de Sydenham
El diagnóstico de la Corea de Sydenham se basa en la evaluación clínica de los síntomas del paciente, antecedentes médicos y pruebas complementarias para descartar otras posibles causas de los movimientos involuntarios. Algunas pruebas que pueden ser útiles en el diagnóstico de la Corea de Sydenham incluyen:
Análisis de sangre
Los análisis de sangre pueden detectar la presencia de anticuerpos contra los estreptococos del grupo A, lo que sugiere una infección previa que podría haber desencadenado la Corea de Sydenham. Asimismo, estos análisis pueden descartar otras posibles causas de los síntomas, como trastornos metabólicos o infecciones virales.
Resonancia magnética cerebral
La resonancia magnética cerebral puede ayudar a identificar posibles cambios en el cerebro que puedan estar asociados a la Corea de Sydenham. A través de imágenes detalladas del cerebro, los médicos pueden visualizar áreas inflamadas o dañadas que respalden el diagnóstico de este trastorno.
Electroencefalograma (EEG)
Un EEG puede ser útil para evaluar la actividad eléctrica del cerebro y descartar otros trastornos neurológicos que puedan estar causando los síntomas del paciente. Este examen puede ayudar a diferenciar la Corea de Sydenham de otros trastornos del movimiento.
Tratamiento de la Corea de Sydenham
El tratamiento de la Corea de Sydenham se enfoca en aliviar los síntomas, controlar los movimientos involuntarios y prevenir complicaciones futuras. A continuación, se presentan algunas opciones terapéuticas comunes para el manejo de la Corea de Sydenham:
Medicamentos
Los medicamentos que bloquean la dopamina, como la haloperidol y la risperidona, pueden ser recetados para controlar los movimientos involuntarios y mejorar la calidad de vida del paciente. Otros fármacos, como los anticonvulsivos, también pueden ser utilizados en casos específicos.
Terapia física y ocupacional
La terapia física y ocupacional puede ser de gran ayuda para mejorar la coordinación, la fuerza muscular y la flexibilidad en pacientes con Corea de Sydenham. Estas terapias se centran en desarrollar habilidades motoras y promover la independencia en las actividades diarias.
Apoyo psicológico
El impacto emocional de la Corea de Sydenham no debe subestimarse, por lo que el apoyo psicológico y emocional es fundamental en el manejo integral de la enfermedad. El trabajo con un psicólogo o psiquiatra puede ayudar al paciente a enfrentar los desafíos emocionales y psicológicos asociados a la enfermedad.
Seguimiento médico regular
El seguimiento médico regular es esencial para monitorear la evolución de la Corea de Sydenham, ajustar el tratamiento según sea necesario y prevenir la aparición de complicaciones a largo plazo. Los pacientes con Corea de Sydenham deben ser atendidos por un equipo médico especializado en trastornos del movimiento.
Conclusiones
En conclusión, la Corea de Sydenham es un trastorno de movimiento poco común que se desarrolla como consecuencia de una infección previa por estreptococos del grupo A. Sus síntomas característicos, que incluyen movimientos involuntarios, cambios en el tono muscular y problemas emocionales, pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida de los pacientes. El diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado son fundamentales para garantizar un manejo efectivo de la enfermedad y mejorar el pronóstico a largo plazo.