En la vida cotidiana, solemos usar indistintamente las palabras "querer" y "desear". A simple vista, ambas expresiones pueden parecer sinónimos, pero en el terreno de la psicología y la motivación, existen diferencias significativas entre querer algo y desearlo. Comprender estas distinciones puede ser crucial para alcanzar nuestros objetivos y entender mejor nuestras propias motivaciones. En este artículo, exploraremos las tres diferencias clave entre querer y desear desde una perspectiva psicológica.

1. Naturaleza de la motivación

Uno de los aspectos fundamentales que diferencia querer de desear es la naturaleza de la motivación que subyace en cada uno. Cuando queremos algo, nuestro deseo está motivado por una razón más profunda, vinculada a nuestros valores, creencias o metas personales. Por ejemplo, si queremos conseguir un ascenso en el trabajo, es probable que estemos impulsados por el deseo de progresar en nuestra carrera, mejorar nuestras condiciones laborales o alcanzar un estatus profesional determinado. En este sentido, el querer implica una motivación intrínseca que surge de nuestra propia identidad y propósito en la vida.

1.1 Motivación intrínseca vs. motivación extrínseca

Por otro lado, el deseo tiende a estar más relacionado con una motivación extrínseca, es decir, influenciada por factores externos como la presión social, las expectativas de los demás o incluso la publicidad. Por ejemplo, si deseamos comprar un coche de lujo porque creemos que nos dará un estatus social elevado, nuestra motivación se basa en un factor externo y no necesariamente en un deseo genuino nacido desde nuestro interior. En este sentido, la diferencia entre querer y desear radica en la fuente de la motivación que impulsa nuestras acciones y decisiones.

2. Persistencia y compromiso

Otra diferencia importante entre querer y desear se encuentra en la persistencia y el compromiso que cada uno implica. Cuando queremos algo, estamos más dispuestos a comprometernos a largo plazo y a superar obstáculos en el camino hacia nuestra meta. El querer conlleva una determinación firme y una actitud proactiva para alcanzar aquello que deseamos. Esta voluntad de persistir a pesar de las dificultades es lo que diferencia al querer del simple desear.

2.1 La importancia del compromiso

Por el contrario, el deseo puede ser más efímero y superficial en comparación con el querer. Las personas que desean algo pueden cambiar de opinión rápidamente o abandonar sus objetivos ante la mínima dificultad. La falta de compromiso y perseverancia en el deseo puede llevar a una sensación de insatisfacción y frustración, ya que no se logran alcanzar las metas propuestas. En este sentido, el compromiso y la persistencia son elementos clave que diferencian al querer del mero deseo en el proceso de consecución de objetivos.

3. Impacto en la satisfacción personal

La tercera diferencia relevante entre querer y desear se refiere al impacto en la satisfacción personal que cada uno genera. Cuando realmente queremos algo, experimentamos una mayor satisfacción al lograrlo, ya que sentimos que hemos alcanzado algo significativo y coherente con nuestros valores y aspiraciones. El querer nos brinda una sensación de realización y plenitud que trasciende el mero cumplimiento de un deseo momentáneo.

3.1 La satisfacción duradera

Por el contrario, el deseo puede proporcionar gratificación a corto plazo, pero tiende a generar una satisfacción efímera y superficial. Al satisfacer un deseo, es posible experimentar una sensación de placer momentáneo, pero esta alegría suele desvanecerse rápidamente, dejando un vacío emocional que nos impulsa a buscar nuevas fuentes de satisfacción. En este sentido, la diferencia entre querer y desear se manifiesta en la calidad y durabilidad de la satisfacción personal que experimentamos al perseguir y alcanzar nuestros objetivos.

En resumen, las diferencias entre querer y desear son sutiles pero significativas en el ámbito de la psicología y la motivación. Comprender estas distinciones nos permite ser más conscientes de nuestras motivaciones, comprometernos con nuestras metas de manera más firme y experimentar una mayor satisfacción personal al lograr aquello que realmente deseamos. Al abordar nuestras aspiraciones desde la perspectiva del querer auténtico, podemos potenciar nuestro crecimiento personal y alcanzar un mayor sentido de realización en nuestras vidas.