La incomodidad oculta es un fenómeno interesante en el que nos encontramos habituando a un estado de malestar sin siquiera darnos cuenta. Nos sentimos mal, pero nos acostumbramos a ello y no reconocemos que este sentimiento no debería ser nuestra norma. Esta adaptación es tanto física como psicológica, y es generalmente un indicativo de que hay aspectos de nuestras vidas que necesitamos revisar y ajustar.

Acostumbrarse al dolor: Un fenómeno humano

Somos criaturas de adaptación. Con tiempo, podemos aclimatarnos a casi cualquier entorno, circunstancia o estado emocional en que nos encontramos. Esto puede ser una gran fortaleza; nos permite sobrevivir y prosperar en situaciones increíblemente difíciles. Pero también puede ser una debilidad, cuando nos adaptamos a sentirnos mal y comenzamos a aceptar este malestar como una parte normal de nuestras vidas.

Considerando nuestro estándar base

En psicología, hay un concepto conocido como homeostasis, que traduce una tendencia incesante por mantener una estabilidad interna. En buena medida, nuestra percepción de bienestar opera del mismo modo. Hemos desarrollado una capacidad para 'resetear' nuestro punto de referencia emocional, lo cual puede ser ventajoso cuando nos recuperamos de un acontecimiento adverso. Sin embargo, puede ser problemático si nuestro "reset" está en un punto de referencia más bajo de lo que debería ser.

Cómo nos adaptamos al malestar

Aceptación Inconsciente

En lugar de luchar contra sentimientos incómodos, ocasionalmente decidimos simplemente aceptarlos como una nueva normalidad. Esto puede ser especialmente cierto cuando estos sentimientos se instalan gradualmente en el tiempo. Sin el contraste de un "antes" y "después" notables, es fácil deslizarse en un estado de malestar crónico sin reconocer cuánto han cambiado realmente las cosas.

Negación del malestar

Negar que nos sentimos mal puede ser una forma de adaptarnos a una nueva normalidad. A menudo usamos la negación como una herramienta para evitar enfrentar nuestros problemas. Por supuesto, esto solo sirve para prolongar, y a menudo empeorar, nuestros problemas a largo plazo.

Desenmascarar la incomodidad oculta

Autoexamen

El primer paso para identificar y tratar la incomodidad oculta es emprender un autoexamen honesto y rutinario. Esto puede implicar realizar un chequeo con nosotros mismos al menos una vez al día, simplemente para registrar cómo nos sentimos. Este tipo de autoexamen puede ayudarnos a identificar patrones e instigar cambios.

Buscando ayuda

No es fácil desentrañar nuestras emociones y comportamientos y puede ser aún más desafiante cuando intentamos hacerlo solos. Al buscar la ayuda de un psicólogo, psiquiatra o consejero de salud mental, podemos obtener una nueva perspectiva de nuestras luchas, así como herramientas y estrategias para enfrentar y superar nuestro malestar.

Recordatorio de tiempos mejores

Revisar momentos pasados cuando nos sentimos genuinamente bien puede ser una estrategia útil para reconocer y abordar la incomodidad oculta. Al hacerlo, podemos ser motivados para buscar formas de recuperar estos estados de verdadero bienestar, en vez de aceptar un estado de malestar constante.

Conclusión

La incomodidad oculta es un concepto fascinante que nos recuerda la capacidad del ser humano para adaptarse, incluso a las situaciones y estados de ánimo más difíciles. Sin embargo, es importante recordar que no estamos condenados a aceptar una vida de malestar constante. Al prestar atención a nuestras emociones, buscar ayuda si es necesario, y recordar los tiempos en que nos hemos sentido bien, podemos señalar nuestras incomodidades ocultas y tomar medidas para superarlas.