En mayo de 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó oficialmente el "Trastorno por videojuegos" en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), reconociéndolo como un desorden mental. Esta decisión ha generado controversia y debate en la comunidad científica y entre los aficionados a los videojuegos. El reconocimiento de este trastorno por parte de la OMS plantea preguntas importantes sobre el impacto de los videojuegos en la salud mental y el bienestar de las personas.

¿Qué es el Trastorno por Videojuegos?

El Trastorno por Videojuegos se define como un patrón de comportamiento caracterizado por una pérdida de control sobre el uso de los videojuegos, priorizando esta actividad por encima de otras actividades importantes en la vida de una persona. Según la OMS, para que se diagnostique este trastorno, es necesario que este patrón de comportamiento sea lo suficientemente grave como para causar un deterioro significativo en áreas importantes de funcionamiento, como las relaciones interpersonales, el trabajo o la educación.

Los síntomas principales del Trastorno por Videojuegos incluyen la falta de control sobre la cantidad de tiempo dedicado a los videojuegos, la priorización de los videojuegos sobre otras actividades, la continuación o aumento en el uso de videojuegos a pesar de las consecuencias negativas, y la presencia de conflictos interpersonales debido al uso de los videojuegos. Estos síntomas deben persistir durante un período de al menos 12 meses para cumplir con los criterios diagnósticos.

Factores de Riesgo

Algunos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar el Trastorno por Videojuegos incluyen la presencia de otros trastornos mentales, como la depresión o la ansiedad, la falta de habilidades para afrontar el estrés o las dificultades en las relaciones interpersonales. Además, la disponibilidad constante de los videojuegos a través de dispositivos móviles y de conexión a Internet ha contribuido a que este trastorno sea más común en la actualidad.

Es importante tener en cuenta que no todas las personas que juegan videojuegos desarrollarán el Trastorno por Videojuegos. Muchos individuos pueden disfrutar de los videojuegos de manera saludable y sin experimentar impactos negativos en su vida diaria. Sin embargo, para aquellos que sí experimentan un patrón problemático de uso de los videojuegos, es fundamental buscar ayuda profesional y tratamiento adecuado.

Impacto en la Salud Mental

El reconocimiento del Trastorno por Videojuegos como un desorden mental por parte de la OMS ha abierto un debate sobre el impacto de los videojuegos en la salud mental de las personas, especialmente en los niños y adolescentes. Algunos estudios han demostrado que el uso excesivo de videojuegos puede estar relacionado con problemas como el aislamiento social, la falta de sueño, el bajo rendimiento académico y la falta de ejercicio físico, lo que a su vez puede contribuir al desarrollo de trastornos mentales como la ansiedad y la depresión.

Adicción a los Videojuegos

Uno de los puntos clave en el debate sobre el Trastorno por Videojuegos es si la adicción a los videojuegos debe considerarse como un trastorno independiente o si debería ser parte de un trastorno más amplio, como la adicción a la tecnología o el trastorno de control de los impulsos. Se han realizado investigaciones para evaluar si la adicción a los videojuegos comparte características similares con otras adicciones reconocidas, como la adicción al juego de azar o la adicción a sustancias.

Algunos expertos sostienen que la adicción a los videojuegos comparte similitudes con otras adicciones en términos de patrones de comportamiento, efectos neurobiológicos y consecuencias negativas en la vida de las personas. Sin embargo, aún existe debate sobre si la adicción a los videojuegos debe considerarse como un trastorno independiente o si debe integrarse en categorías existentes de trastornos adictivos.

Diagnóstico y Tratamiento

El diagnóstico del Trastorno por Videojuegos debe llevarse a cabo por un profesional de la salud mental capacitado, como un psicólogo o psiquiatra, utilizando los criterios establecidos en la CIE-11. Es fundamental realizar una evaluación exhaustiva de los síntomas y el impacto que el uso de los videojuegos tiene en la vida de la persona antes de realizar un diagnóstico preciso.

El tratamiento del Trastorno por Videojuegos puede incluir terapia psicológica, como la terapia cognitivo-conductual, que ayuda a identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento disfuncionales relacionados con el uso de los videojuegos. Además, es importante abordar cualquier otro trastorno mental subyacente que pueda estar contribuyendo al problema, como la ansiedad o la depresión.

Prevención y Educación

La prevención del Trastorno por Videojuegos es fundamental, especialmente en niños y adolescentes, que son más vulnerables a desarrollar este tipo de problemas. Promover un uso saludable de los videojuegos, estableciendo límites claros de tiempo de juego, fomentando la participación en otras actividades como el deporte o la lectura, y manteniendo una comunicación abierta sobre el uso de los videojuegos son estrategias importantes para prevenir la aparición de este trastorno.

La educación tanto para los padres como para los jóvenes sobre los riesgos asociados con el uso excesivo de los videojuegos y la importancia de equilibrar esta actividad con otras actividades diarias también es clave en la prevención del Trastorno por Videojuegos. Fomentar hábitos saludables en relación con el uso de la tecnología y promover un estilo de vida equilibrado puede contribuir significativamente a reducir la incidencia de este desorden mental.

Conclusiones

En conclusión, el Trastorno por Videojuegos es un problema de salud mental cada vez más relevante en la sociedad actual, especialmente debido a la creciente popularidad de los videojuegos y su disponibilidad constante a través de diversas plataformas. Si bien no todas las personas que juegan videojuegos desarrollarán este trastorno, es fundamental estar alerta a los signos y síntomas de un uso problemático de los videojuegos y buscar ayuda profesional si fuera necesario.

La inclusión del Trastorno por Videojuegos en la CIE-11 por parte de la OMS representa un paso importante en el reconocimiento de este problema y en la concienciación sobre la importancia de mantener un equilibrio saludable entre el uso de los videojuegos y otras actividades de la vida diaria. La prevención, la educación y el tratamiento adecuado son elementos clave en la gestión de este trastorno y en la promoción de la salud mental en la población.