La conducta de apego es un vínculo fundamental para cualquier ser humano. El estilo de apego que la persona desarrolle desde su infancia va a condicionar su personalidad y las relaciones sociales y afectivas que establezca a lo largo de su vida.
En este artículo proponemos una mirada hacia la construcción del apego en contextos de adopción, donde este vínculo emocional adquiere unas connotaciones muy singulares. El fomento del estilo de apego seguro en su época infantil es fundamental para que estas personas puedan conseguir una buena adaptación.
Los duelos en la adopción
La adopción está marcada por los duelos. Por un lado, el de los padres por no haber tenido hijos; por otro lado, el de los niños adoptados que sufren la pérdida o ausencia de sus figuras de referencia, la herida del abandono. Al mismo tiempo, los niños establecen nuevos vínculos afectivos con su nueva familia adoptiva.
La herida del abandono y el trastorno del apego en niños adoptados
Cuando los niños saben que son adoptados, desarrollan sentimientos de ansiedad y pena que pueden mantenerse de por vida.
En muchos casos, el trauma del abandono provoca un trastorno del apego. Ya en los primeros años de vida de los niños adoptados se genera una huella que lleva a la persona a desarrollar la creencia de que no es querida. Esto provoca que cualquier reacción negativa que reciban pueda activar el miedo al abandono.
Además, estas personas manifiestan baja autoestima, tienden a creer que hay algo en ellos que fue lo que motivó dicho abandono. También pueden tener más conductas de irritabilidad o miedo y rechazar las muestras de cariño.
En general, sus reacciones están relacionadas con la falta de seguridad y de confianza en las personas, tanto en los demás como en sí mismos. También puede producirse una baja tolerancia a la frustración y dificultades para las relaciones sociales e íntimas.
En la etapa de la adolescencia, caracterizada por la búsqueda de una identidad propia, se hace más evidente el vacío derivado del abandono, que dificulta la construcción de dicha identidad, así como un conflicto para identificar su propia historia con la de su familia actual. Una situación generadora de estrés.
Todas estas características también se suelen dar cuando la persona llega a adulta. Además, puede tener la percepción de que las relaciones son temporales y eso le hace anticiparse y abandonar a los demás antes de ser abandonada.
La importancia del apego seguro en el entorno del menor adoptado
El reconocimiento de la herida primaria por parte de su entorno es fundamental para sanar su trastorno del apego y la baja autoestima del menor. Los padres adoptivos deben entender que un niño adoptado tiene unas necesidades distintas a los demás, que no se cubren solo con cariño.
El sistema familiar debe ser empático y regulador de las emociones y conductas del niño, actuar con paciencia y respeto para generar un apego seguro que consiga aliviar el impacto del abandono y la adopción. Si la adopción resulta exitosa, el niño/a dispondrá de un entorno favorable para resignificar su experiencia de abandono y conseguir una buena adaptación; en caso contrario, probablemente se agravará el conflicto.
La terapia para la reparación del síndrome de abandono en personas adoptadas
Para sanar la herida, uno de los caminos pasa por el reconocimiento del trauma pasado, no como un reproche hacia ninguna figura de dicho pasado, sino como una forma de entendimiento de sí mismo y de su propia historia emocional y personal.
Después, la persona debe abrirse y dejar fluir las emociones, quizá reprimidas desde la primera infancia, y descubrir los recursos adecuados para gestionar su mundo emocional. Asimismo, es fundamental trabajar su autoestima.
La terapia familiar sistémica, que interviene en el sistema familiar en su conjunto, puede resultar especialmente útil en estos casos, así como terapias de enfoque cognitivo de los problemas de conducta y el EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por los Movimientos oculares), entre otras, que se han revelado efectivas para la superación del trauma del abandono en personas adoptadas.
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