Diferentes investigaciones han abordado la relación entre el apego y la sexualidad, tanto en lo referente al nivel de satisfacción como al grado de conflicto personal con el que se vive el deseo sexual. Y concluyen que el tipo de apego contribuye de forma importante a la calidad de la experiencia afectivo-sexual como hecho relacional en la persona.
En términos generales, puede afirmarse que en las personas con estilos de apego seguros, con buena autoestima y regulación de las emociones, la conducta sexual es más cómoda y manejable, tienen menor conflicto con el deseo erótico y una mayor capacidad para el cuidado sensible; mientras que para los estilos de apego inseguros son más frecuentes la confusión, la angustia y el dolor en el planteamiento de su vida sexual.
Así lo evidencian las distintas investigaciones en torno al tema, de las cuales la realizada por Ortiz, Gómez Zapiain y Gómez Lope en la Universidad del País Vasco es uno de los mejores ejemplos. A continuación, vamos a ofrecer unas cuantas pinceladas sobre este tema apoyándonos en su estudio.
Apego seguro y satisfacción afectivo-sexual
Las personas que han crecido de acuerdo con un patrón seguro tienen un mejor control de sus emociones y suelen ser menos impulsivas. Cuando se interesan por una persona en el plano afectivo pueden experimentar emociones fuertes sin necesidad de sentirse abrumados ante esta situación, pueden gestionarla mejor.
La investigación parece demostrar que la seguridad en el apego se asocia con un mejor funcionamiento sexual y una mayor satisfacción en las relaciones sexuales. En este estilo la vinculación afectiva suele potenciar la experiencia erótica.
Estilo de apego evitativo y su influencia en la sexualidad de la persona
Se encuentra una mayor relación entre el tipo de apego evitativo y el conflicto en torno a la sexualidad, que se vive como algo no resuelto. El estudio vincula el modelo evitativo con las respuestas aversivas al sexo y la incomodidad ante la relación íntima.
De hecho, el amor para las personas que han desarrollado este estilo de apego se vincula frecuentemente con ese rechazo a la intimidad y la falta de confianza. Sus relaciones sexuales suelen estar exentas de implicación emocional y se sienten más cómodas con relaciones sexuales esporádicas. Así pues, están más predispuestas a no comprometerse y a experimentar una menor satisfacción con el contacto físico, por lo que también tienden a una menor frecuencia de relaciones sexuales cuando tienen una relación estable.
El tipo de apego ansioso ambivalente en la sexualidad
La persona que ha experimentado el modelo ansioso ambivalente en su infancia se suele orientar en la vida adulta hacia conductas sexuales que buscan reducir su inseguridad, utilizando de forma poco apropiada la relación íntima. Con este objetico, puede mostrarse altamente complaciente para mantener implicada a su pareja.
En el estilo ansioso la experiencia erótica tiende a verse interferida por el miedo a ese rechazo o abandono que experimentó en la niñez. Estas personas suelen percibir la relación sexual como una oportunidad para sentirse cuidadas y, así, evitar dichos problemas y calmar la ansiedad que le producen.
Determinadas investigaciones han detectado que la ansiedad de desempeño provocada por este estilo de apego afectaría a la competencia fisiológica de la respuesta sexual (por ejemplo, problemas de erección en los varones).
Estilo de apego desorganizado y sexualidad
Por último, el estilo de apego desorganizado, considerado un trastorno del apego, es el más problemático y tóxico de todos ellos. Así pues, afecta a todas las esferas de la vida, incluida la sexualidad. Es el patrón más disfuncional, que describe a personas que pueden buscar cercanía física mientras ponen de por medio distancia emocional y mental.
Su pasado de experiencias dolorosas les ha enseñado a huir de las relaciones, por lo que cuando las establecen lo hacen de forma poco adaptada y presentan bajos niveles de satisfacción. Estas personas pueden intentar controlar desde la agresividad, incluso mediante situaciones de maltrato, o, situándose en el polo opuesto, mostrar sumisión.
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