Aunque comparten algunos rasgos, a menudo términos como tristeza y depresión se malinterpretan y utilizan de forma inapropiada. Se confunde “estar deprimido” con “estar triste” o viceversa.
La tristeza es un estado de ánimo que suele ser pasajero, mientras que la depresión es una categoría diagnóstica en Psicología y Psiquiatría que incluye como síntoma a la tristeza y que tiene unas características y parámetros concretos.
A lo largo de este artículo vamos a desarrollar las principales diferencias entre estos dos conceptos.
Trastorno psicológico frente a estado mental pasajero
La depresión es un tipo de psicopatología que se caracteriza por los siguientes síntomas, entre otros:
- Tristeza
- Apatía
- Angustia
- Desesperanza
- …
Es un tipo de trastorno crónico que cursa con esos síntomas que le producen al sujeto malestar y desasosiego. Frente a la tristeza, que se considera un estado mental transitorio, un diagnóstico de depresión requiere al menos seis meses de sintomatología prolongada.
La tristeza por sí sola no es indicativa de ningún trastorno mental. Esta reacción psicológica ante circunstancias duras o difíciles es totalmente normal en el ser humano. Por ejemplo, por la enfermedad o la muerte de un ser querido, por haber perdido un trabajo, pelear con un amigo, etc. También los cambios hormonales pueden provocarla.
Todas las personas experimentan la tristeza a lo largo de su vida. Sin embargo, solo algunas desarrollan trastornos de depresión.
Activación cerebral y niveles de serotonina
Las personas con diagnóstico de depresión presentan un nivel de activación en determinadas zonas del cerebro bastante por debajo de las personas que no la padecen. Es decir, que el cerebro depresivo presenta una apariencia distinta del cerebro sano en las pruebas de neuroimagen.
Por otro lado, las personas depresivas tienen niveles más bajos de serotonina, un neurotransmisor relacionado con el control de las emociones y del estado de ánimo, algo que no se encuentra en personas tristes.
Abulia
Las personas con depresión se ven afectadas por la abulia. Sienten que no hay nada que valga la pena, se quedan sin iniciativa y se ven muy mermadas en su capacidad para enfrentarse a sus actividades cotidianas.
Las personas con tristeza también pueden experimentar abulia. La diferencia estriba en que las personas deprimidas manifiestan esta apatía durante largos periodos que pueden llegar a prolongarse durante meses.
Identificación del hecho causante
Es bastante habitual que las personas con depresión no sean capaces de identificar ningún hecho concreto que les haya sumido en ese estado. Sin embargo, la mayoría de las personas que experimentan tristeza suelen identificarlo en mayor o menor medida.
La tristeza puede ser antesala de la depresión
En determinados casos un estado de tristeza prolongado puede deteriorar la calidad de vida paulatinamente y convertirse en un caso de depresión.
Necesidad de terapia
La depresión necesita terapia; la tristeza no suele necesitarla. Incluso puede considerarse una emoción útil, en el sentido de que nos proporciona información para resolver de forma más adecuada situaciones futuras. Por su parte, la depresión no deja ni un resquicio. Constituye una barrera para el desarrollo de la vida normal.
Normalmente, el dolor emocional asociado a la tristeza va pasando con la ayuda de los seres queridos y no requiere apoyo especializado. Sin embargo, la depresión afecta de forma importante a la calidad de vida de la persona y debe ser tratada por un profesional de la psicología que ayude a mitigar sus síntomas.
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