Aunque popularmente se suelen utilizar como si fueran sinónimos, los términos ataque de ansiedad y ataque de pánico no significan lo mismo. Aunque comparten algunos síntomas, no deben confundirse.
Es frecuente utilizar el término “ataque de ansiedad” para hacer referencia a una crisis de ansiedad intensa; sin embargo, también es común referirse a estas crisis como “ataque de pánico”.
Clarificar estos conceptos y comprender sus diferencias puede despejar el camino para diagnosticar y enfocar correctamente el tratamiento de estas afecciones.
¿Qué es un ataque de ansiedad?
Aunque sea frecuente su uso en el lenguaje coloquial, el ataque de ansiedad tiene escasa presencia en el lenguaje clínico. De hecho, no se corresponde con ninguna categoría diagnóstica según el DSM-5, la última edición de Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.
Por supuesto, este manual sí define la ansiedad como una característica asociada a diferentes trastornos psiquiátricos.
Lo que la gente denomina “ataque de ansiedad” es una respuesta intensa a un agente estresante o a una preocupación determinada, que origina un periodo de ansiedad agudo, un pico de ansiedad que puede prolongarse (durante horas, días e incluso semanas) hasta que el estímulo remite o se halla una estrategia efectiva para neutralizarlo. Es decir, tiene una causa perfectamente identificada.
Aunque reviste más gravedad que la sensación de ansiedad, no suele alcanzar la intensidad de reacción de un ataque de pánico.
Síntomas del ataque de ansiedad
El denominado ataque de ansiedad puede presentar uno o más de los siguientes síntomas:
- Inquietud, nerviosismo
- Fatiga no justificada por esfuerzo físico o mental
- Dificultades de concentración
- Irritabilidad
- Tensión muscular
- Problemas de sueño
¿Qué es un ataque de pánico?
De acuerdo con la definición oficial del DSM-5 un ataque de pánico es “un episodio repentino de miedo intenso que desencadena reacciones físicas graves cuando no existe un peligro real o una causa aparente”. Es decir, que el ataque de pánico tiene una entidad clínica perfectamente catalogada.
Un ataque de pánico ocurre bajo una presión extrema o una desmedida acumulación de estrés. Puede causar sintomatología física grave, hasta el punto de que muchas de las personas que lo padecen interpretan que están sufriendo un infarto.
Síntomas del ataque de pánico
De acuerdo con el DSM-5, algunos de los síntomas que caracterizan al ataque de pánico son los siguientes:
- Miedo a perder el control o enloquecer
- Miedo a morir de forma inminente
- Dificultad para respirar, falta de aire, sensación de atragantamiento
- Palpitaciones o latidos fuertes
- Sudoración
- Temblores musculares
- Dolor o molestias en el pecho
- Dolor de cabeza
- Escalofríos o acaloramiento
- Náuseas
- Calambres abdominales
- Entumecimiento y hormigueo
- Desrealización (sensación de que el mundo exterior no es real) o despersonalización (sensación de no ser uno mismo).
Clarificando las 4 diferencias esenciales entre un ataque de ansiedad y ataque de pánico
- Los ataques de pánico suelen ocurrir sin desencadenante alguno. La ansiedad responde a factores estresantes o amenazas percibidas por el sujeto.
- La sintomatología de un ataque de pánico es intensa y perturbadora. Por su parte, los síntomas de la ansiedad pueden ser variables en cuanto a su intensidad.
- Los ataques de pánico aparecen de forma repentina. Sin embargo, los síntomas de ansiedad presentan otra evolución, suelen ir de menos a más, intensificarse de manera gradual, en cuestión de horas o días.
- Los ataques de pánico desaparecen en unos minutos, mientras que los síntomas de ansiedad pueden prolongarse en el tiempo.
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