La adolescencia es una etapa vital de muchos cambios físicos y personales, que suele conllevar cierto desequilibrio emocional. Es una época de transición entre la infancia y la vida adulta, que a su vez está lleva de descubrimientos, supone el desarrollo completo del pensamiento abstracto y una nueva forma de sentir y de pensar.
Este es un periodo trascendental, en el que las personas comienzan a tener responsabilidades y a tomar decisiones importantes respecto a su futuro. Vamos a ver cómo manejar las emociones de los adolescentes de la manera más adecuada posible.
Aspectos emocionales más destacados en la adolescencia
- Autoestima: es una etapa en la que se está construyendo la identidad de la persona, tanto en sus aspectos diferenciales como en aquellos en los que necesita sentirse integrada y aceptada. La adolescencia es un periodo de aceptación y adaptación del propio cuerpo, que provoca reacciones desproporcionadas en relación con su autoestima.
- Cambios de humor: la inestabilidad emocional es muy frecuente en esta etapa, el humor cambia de un momento a otro. Los cambios hormonales que experimenta el organismo de la persona son, a menudo, los responsables de esta característica emocional del adolescente.
- Irritabilidad: el adolescente se muestra especialmente sensible ante circunstancias que, a ojos adultos, no tienen demasiada importancia.
Todos estos comportamientos entran dentro de la normalidad. Poco a poco, el adolescente aprenderá a manejar sus emociones y acabará dominándolas. En este punto es fundamental que los padres ejerzan el acompañamiento adecuado. No obstante, habrá casos en los que sea precisa la intervención profesional para ayudar a la familia en este proceso.
5 consejos para controlar las emociones de los adolescentes
- Escucha y ayuda a reflexionar: muchas veces, la persona adolescente solo necesita ser escuchada. No necesita que le enseñemos ni que le dirijamos ni que nos mostremos invasivos. Debemos ser capaces de escuchar y ponerles en el camino de la reflexión sobre su propia conducta para que ellos encuentren la forma de solucionar el problema.
- Ayúdale a identificar y a hablar de sus emociones: es imprescindible que nos esforcemos en ayudar a la persona adolescente a reconocer cómo se siente en determinadas circunstancias y también que estemos atentos ante las señales de que algo le afecta. De esta forma, aprenderá a controlar mejor sus reacciones.
- Enséñale a no tomarse todo lo que sucede de forma personal: este es un hábito nocivo para la autoestima. A menudo nuestra percepción nos coloca en el foco como personas, cuando lo que se ha puesto en cuestión es nuestra conducta. Todos podemos cometer errores, pero como personas vamos mucho más allá de nuestras conductas. Y realmente, muchas de las cosas que nos afectan o molestan no se han hecho para hacernos daño, no suponen un ataque en el plano personal. Hay que practicar cierta objetividad y distancia, no sacar siempre el ego a la palestra.
- Como adulto, debes ser un modelo: no podemos pretender enseñar al adolescente a controlar sus emociones e impulsos cuando, por lo más nimio, tenemos un ataque de cólera. Hay que predicar con el ejemplo.
- Refuerza su autocontrol: el autocontrol es difícil en cualquier momento de la vida. Para un adolescente es todo un reto. Así que, no hay que dudar en felicitar o agradecer a la persona adolescente cuando veamos que ha conseguido controlar sus emociones. Así, tomará conciencia de su propio autocontrol y le será más fácil la próxima vez.
Lidiar con las emociones de los adolescentes es una tarea bastante complicada para la que, en ocasiones, se necesita apoyo psicológico.
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