Todo el mundo tiene derecho a disfrutar de sus vacaciones; también tu terapeuta, por importante que pueda parecerte tu caso. Para cualquier profesional es imprescindible disfrutar de un periodo de desconexión y descanso para volver con energías renovadas y poder seguir ejerciendo al mismo nivel.
Sin embargo, con cierta frecuencia las vacaciones del psicólogo se convierten en generadoras de ansiedad para sus pacientes. Hay que tener en cuenta que la relación terapéutica entre ambas figuras es el resultado de una construcción conjunta, no es algo estático en absoluto. Esto provoca que algunos pacientes se resientan en los periodos vacacionales de sus terapeutas y les asalten entonces sentimientos de inseguridad y ansiedad.
¿Te resulta difícil soportar la ausencia de tu terapeuta durante sus vacaciones?
Hasta cierto punto, este sentimiento de angustia puede ser normal. Puede que te asalten emociones relacionadas con el abandono o el miedo al rechazo. Seguramente, ya las has experimentado en el pasado con otras personas y esta es la raíz del problema.
En cualquier caso, es un buen momento para reflexionar y profundizar en tu proceso de crecimiento personal, para descubrir por qué te encuentras así. Es algo que debes tratar directamente con tu terapeuta en la próxima sesión que tengáis.
Si hay una parte de ti que siente angustia por no poder acudir a terapia, apóyala como harías con un amigo que atraviesa un mal momento, prueba a tratarla con afecto y autocompasión, observando tus pensamientos y emociones sin juzgarlos ni interpretarlos.
Para ello, te resultará muy útil la práctica del Mindfulnes, que puede ayudarte a eliminar sensaciones desagradables y favorecer tu bienestar.
Por otra parte, pueden existir sentimientos de dependencia emocional con tu terapeuta, originados por el vínculo de transferencia. La superación de estos sentimientos es indispensable para una buena salud psicológica y desempeño vital. Indican que existen problemas de autoestima e inseguridad que están lastrando tu vida. Es otro tema que habría que plantear sin falta en la próxima sesión de terapia.
¿Y si se trata de un caso clínico problemático o de una situación complicada?
Es un tema que comporta cierta complejidad. Existen situaciones emocionales difíciles que pueden requerir atención durante las vacaciones, o al menos alguna vía de comunicación abierta que pueda tranquilizar al paciente en caso de emergencia. Sin embargo, todo depende de la situación concreta y del criterio de tu terapeuta.
Terapia online, una alternativa eficaz
Utilizar las nuevas tecnologías puede ser la mejor opción para casos muy concretos o situaciones especiales que sea necesario atender durante las vacaciones. Es innegable que la comunicación a través del medio online, que hoy en día permite videoconferencias a través de diferentes plataformas, etc. es la alternativa a la modalidad presencial.
Aunque pueden seguir siendo útiles, parece que la atención telefónica o por correo electrónico están dejando paso a otras posibilidades más evolucionadas tecnológicamente.
Recientemente, con la pandemia del COVID-19 y el periodo de confinamiento, los psicólogos y muchos otros profesionales de los más diversos ámbitos han tenido que potenciar estos recursos online que aportan algunos beneficios claros para terapeutas y pacientes, como la comodidad, flexibilidad y adaptabilidad.
Además, según un estudio de la Asociación Americana de Psiquiatría, los pacientes de terapia presencial y virtual expresan un nivel de satisfacción similar y los resultados clínicos pueden equipararse perfectamente.
La figura del terapeuta suplente en vacaciones, otra posibilidad
Otra medida puede ser recurrir a un terapeuta suplente que el mismo centro ponga a tu disposición, como se hace con los médicos. Es una cuestión delicada para seguir la marcha habitual de sesiones.
Por supuesto, la persona sustituta debe conocer al dedillo tu caso para poder atenderlo en toda su dimensión. Sin embargo, las implicaciones emocionales, el raport o relación terapéutica de confianza que surge en la relación psicólogo-paciente es imposible de reproducir, aunque la persona sustituta sea una gran profesional. Esto suele dificultar esta alternativa. No obstante, se puede pautar esa suplencia solo para crisis agudas, para mayor tranquilidad de todas las partes.
Por último, a la vuelta de las vacaciones, cabe la opción de recuperar las sesiones perdidas. Es otro aspecto que se puede valorar con el terapeuta si se considera realmente necesario.