¿Tienes miedo al fracaso? Tener miedo es algo natural. No representa un síntoma de debilidad ni es, necesariamente, una anticipación de la derrota.
En realidad, el miedo es saludable, cumple una función adaptativa; ha contribuido durante siglos a la supervivencia del ser humano, haciendo que evitemos el peligro.
Lo que ocurre es que el miedo puede tener otra cara, mucho más negativa. El miedo al fracaso puede despojarse de su componente racional y focalizarse en situaciones que, desde un punto de vista objetivo, no son realmente peligrosas. Este tipo de miedo irracional puede resultar incapacitante para nuestro día a día.
¿Qué factores psicológicos influyen en el miedo al fracaso?
Todos tenemos miedo a fracasar, pero el problema surge cuando este miedo se convierte en irracional, sin fundamento y difícil de controlar.
Entre los factores que contribuyen al miedo irracional al fracaso encontramos:
- Baja autoestima
- Tener unas expectativas demasiado elevadas
- Dependencia de otras personas en el día a día
- Perfeccionismo
- Excesiva autocrítica y sentimientos de culpa
- Necesidad constante de la aprobación de otras personas
¿Qué es la atiquifobia?
Al miedo injustificado y persistente al fracaso se le llama atiquifobia. Es el caso más extremo de miedo al fracaso. Las personas que la padecen no pueden soportar la idea de cometer un error sin entrar en pánico.
Se trata de una fobia que, como hemos señalado más arriba, puede representar serias limitaciones para la vida de la persona.
7 consejos para manejar el miedo al fracaso y superarlo
Ponte metas realistas
Una de las causas del miedo exagerado al fracaso es establecer unos objetivos que, de forma objetiva, no se encuentran al alcance de la persona. Debes plantearte metas realistas y convertir esto en un hábito.
Lo ideal es tener objetivos que puedan representar un reto para ti desde tu momento actual: no demasiado fáciles, pero tampoco extremadamente difíciles de alcanzar. De esta forma podrás motivarte, seguir avanzando y despejar tus dudas sobre el fracaso.
Fijarte metas irrealizables es un pasaporte seguro para la frustración, el fracaso y la inacción.
Evalúa la situación de manera objetiva
Trata de dimensionar el riesgo sin exagerar. Verás cómo, si lo piensas con calma, la probabilidad de éxito no es tan baja como anticipas.
Relativiza el fracaso
Fracasar no es el fin del mundo. Es una posibilidad que no debería generarnos angustia. Debes ser consciente de que se puede fracasar y volverlo a intentar hasta obtener el éxito. De hecho, muchas personas lo hacen.
No pienses en términos de blanco o negro
Ni el triunfo es extraordinario ni el fracaso es un desastre en sí mismo. Un fracaso puede estar lleno de matices. Puede significar un aprendizaje para seguir intentándolo. No es más que una parte de un proceso.
Cuidado con los niveles de autoexigencia exagerados
Ser autoexigente puede ser una cualidad positiva hasta que se traspasan algunos límites. Unos niveles de autoexigencia muy elevados pueden ser nocivos y afectar a nuestra salud. Hay que encontrar el equilibrio para alcanzar el bienestar. Acepta cuáles son tus capacidades y tus límites, permítete el fallo y el error.
Encuentra la forma de motivarte
Muchas veces el miedo al fracaso se relaciona con una desmotivación general. Es importante trabajar la motivación, tanto la interna en la que disfrutamos de la actividad como la externa en la que encontramos una recompensa al cumplir un objetivo.
Cambia tu forma de pensar
Si la idea del fracaso acecha a cada paso y no te libras de ella, es el momento de pararte a pensar y analizar la situación. Cuestiona la validez o el sentido de tus pensamientos y pregúntate las causas reales que te impiden un mejor desempeño. Cuando encuentres la respuesta habrás localizado el motivo concreto de tus temores y podrás avanzar para solucionar el problema.
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