A menudo, cuando las personas atraviesan una crisis de pareja solo ven los aspectos negativos. Sin embargo, una crisis de este tipo abre diferentes posibilidades en uno u otro sentido. Aunque la situación implique mucha confusión, incertidumbre y produzca altas dosis de ansiedad, también puede representar una excelente oportunidad para fortalecer la relación.
¿Por qué se producen las crisis de pareja?
En los primeros compases de una relación, las expectativas se idealizan. Durante la fase de enamoramiento, todo en la otra persona nos parece maravilloso, pero conforme se van desarrollando diferentes etapas de la vida en común, el castillo de naipes se desmorona poco a poco y tienden a aparecer los conflictos.
Las crisis de pareja suelen producirse a partir de cambios en la vida de uno o ambos miembros de la pareja, por conflictos internos u otros factores. Entre otros:
- Monotonía
- Desconfianza
- Infidelidad
- Dificultades de comunicación
- Diferencias de costumbres
- Visiones diferentes ante aspectos fundamentales de la vida
Una crisis de pareja implica una gran variedad y complejidad de emociones: tristeza, frustración, rabia… que puede desencadenar diferentes conductas nocivas, como la falta de empatía, los reproches, intentar convencer por la fuerza al otro, amenazas… que van a acabar haciendo más profunda la crisis, con lo cual el proceso de resolución o de aceptación de la pérdida, si la separación llega a producirse, se agrava.
Por este motivo, la terapia de pareja puede ayudarnos a reenfocar el proceso y convertir la crisis en una oportunidad para fortalecer la relación.
Cómo aprovechar las oportunidades que ofrece una crisis de pareja
Vivir es adaptarse a los cambios con flexibilidad, abandonar hábitos enquistados y que ya no nos sirven. Convivir es intentar entender al otro, desde la tolerancia y el respeto mutuo. Comprender las motivaciones y sentimientos de la pareja y salir de planteamientos rígidos que impiden evolucionar.
Por otra parte, hay que asumir que los conflictos dentro de una relación son inevitables e incluso necesarios para seguir adelante o tomar otro camino. La clave no está en evitar los conflictos, sino en aprender a manejarlos.
Una crisis de pareja tiene siempre un poder transformador que, muchas veces, puede aprovecharse en el propio beneficio de la relación y de las personas que la componen. La solución a esta crisis debe alejarse del tira y afloja de los deseos de cada uno y plantearse de la forma más objetiva posible.
Si ambos están de acuerdo en superar la crisis, la terapia de pareja puede ser un pilar fundamental. Este espacio de comunicación, mediado por el terapeuta, debe estar marcado por el compromiso de encontrar una solución satisfactoria para los dos.
Es importante expresar el conflicto, sentarse a hablar, para superar el rencor. Si la pareja desea convertir la crisis en una oportunidad de cambio, sus miembros deben trabajar codo con codo para construir un espacio nuevo que puedan compartir.
En definitiva, una crisis de pareja puede ser una oportunidad para que la pareja se redescubra, para conocerse mejor y que la relación se afiance. Una terapia de pareja puede ayudarte a conseguirlo.
Si finalmente la relación fracasa, esta clase de terapia podrá ayudarte a superar la pérdida. Por último, te ayudará a crecer como persona y a conocerte mejor de cara a tus relaciones futuras.