Se denomina “sesgo cognitivo” al efecto psicológico que provoca una alteración del procesamiento de la información, lo que genera en la persona una distorsión o interpretación irracional de la percepción de la realidad. Es una predisposición psicológica que nos permite llegar a conclusiones rápidamente, a pesar de carecer de toda lógica. Se denominan también “prejuicios cognitivos”.
¿Por qué se producen los sesgos cognitivos?
Hay que tener en cuenta que nuestro cerebro, respondiendo a una necesidad evolutiva y de supervivencia, se ha desarrollado para hacer frente a cambios y novedades. En su complejidad, busca atajos para adaptarse mejor al mundo. Para ello, en situaciones urgentes ha sido mucho más eficaz para el ser humano actuar rápidamente y tomar decisiones con rapidez que esperar a utilizar la razón y el análisis.
Sin duda, los sesgos cognitivos pueden ser de utilidad en algunos casos, pero esa falta de racionalidad también nos puede llevar a grandes equivocaciones.
¿A qué obedecen?
Se producen a partir de determinados procesos que tienen que ver con:
- El procesamiento heurístico (atajos mentales)
- Motivaciones de carácter emocional y moral
- La influencia social
10 de los sesgos cognitivos más estudiados
A través de diferentes investigaciones se han descubierto numerosos sesgos cognitivos. Estos son 10 de los que más ha estudiado la Psicología cognitiva:
- Sesgo de correspondencia: o error de atribución. Es la tendencia a atribuir en exceso los aspectos internos de personalidad frente a los externos cuando se trata de explicar las acciones de los demás, pero juzgarnos a nosotros mismos por la situación.
- Sesgo retrospectivo: mediante este sesgo percibimos los eventos pasados como más predecibles de lo que fueron.
- Sesgo de confirmación: somos proclives a encontrar o recordar información que refuerce nuestra postura y confirme nuestras percepciones o hipótesis previas.
- Sesgo por interés personal: tendemos a percibir nuestros fracasos como circunstanciales, pero consideramos que nuestros éxitos son debidos a nuestro mérito.
- Sesgo de favoritismo del endogrupo: o sesgo endogrupal. Los miembros de un grupo presentan una tendencia a valorar de forma positiva a los miembros de su propio grupo. Sin embargo, no tienen una percepción positiva de los miembros del exogrupo.
- Pensamiento de grupo: queremos mantener la armonía del grupo y esto nos lleva a adoptar decisiones irracionales para evitar que surja el conflicto.
- Efecto halo: si identificamos un rasgo positivo en una persona, tendemos a extrapolarlo a todas sus facetas. Lo mismo ocurre en lo que respecta a los rasgos negativos.
- Efecto del falso consenso: sucede cuando pensamos que existe más gente de acuerdo con nuestra opinión de la que realmente hay. La mayoría piensa que su propia visión del mundo y su forma de vida está más extendida de lo que realmente está. En relación con el sesgo de confirmación que hemos visto antes.
- Efecto Forer: también llamado falacia de validación personal o efecto Barnum. Es la tendencia a sentirnos identificados por descripciones de personalidad generales o vagas con las que, en general, puede identificarse cualquiera. Muy común en campos como la astrología, la adivinación, la grafología…
- Efecto arrastre: se denomina así a la tendencia a apuntarse a las tendencias o modas, hacer o creer en algo porque mucha más gente lo hace.