Los trastornos de conducta alimentaria, entre los que destacan la anorexia nerviosa y la bulimia, son fenómenos complejos en los que intervienen diversas variables. El papel del apego puede considerarse una pieza del puzle importante, aunque no es el único factor que los explica.
En otros artículos hemos visto los diferentes estilos de apego y su influencia en la personalidad, la gestión emocional, la conducta y las relaciones sociales de la persona. Como veremos a continuación, las carencias emocionales y afectivas que las personas han padecido en su infancia influyen en las alteraciones de la conducta alimentaria.
El apego inseguro y los trastornos de la conducta alimentaria
Los trastornos alimentarios se relacionan con estilos de apego inseguros (ansioso ambivalente, evitativo y desorganizado) que dificultan una adecuada regulación emocional. Este es el conjunto de estilos predominante entre las personas que padecen este tipo de trastornos.
Se considera también que la variable “apego inseguro” puede aumentar el riesgo de sufrir un trastorno de este tipo. De hecho, las personas con un estilo de apego inseguro tienden a preocuparse más por su imagen corporal y, en el caso del ansioso ambivalente presentan baja autoestima que lleva a tener mayor preocupación por el aspecto físico.
Por ejemplo, el miedo al rechazo y al abandono, característico del estilo de apego ansioso ambivalente, correlaciona con el miedo a engordar, la insatisfacción corporal, la preocupación excesiva por la imagen y patrones de comportamiento bulímicos.
Al parecer, se ha encontrado mayor presencia del tipo de apego ansioso ambivalente en los casos de bulimia nerviosa y trastornos por atracón, mientras que el apego evitativo se ha detectado más relacionado con la anorexia restrictiva.
Tipos de familias más habituales en trastornos de conducta alimentaria
La relación familiar influye también en este tipo de trastornos, que son más propios de personas que han crecido en familias con poca cohesión y escasa capacidad de expresión. También en casos de sobreprotección y dificultad de los padres para ejercer su liderazgo.
Así pues, negarse a comer o la preocupación por mantenerse en buena línea puede surgir como una forma de autoafirmación y una reivindicación de su propia independencia, sobre todo en familias sobreprotectoras, que también abundan en el caso del estilo de apego ansioso ambivalente.
El papel del apego en la prevención y tratamiento de los trastornos de conducta alimentaria
El estilo de apego seguro puede funcionar como factor protector para prevenir los trastornos de conducta alimentaria. También para mejorarlos cuando ya se ha comenzado el tratamiento.
Así pues, el cambio hacia un estilo de apego seguro resulta clave para el tratamiento. Las terapias de tipo cognitivo conductual son habituales en el tratamiento de este tipo de trastornos; también se utilizan terapias de orientación psicodinámica. De un tiempo a esta parte, se utiliza el Mindfulness, con el objetivo de trabajar el apego y cambiar mapas conceptuales, autoconcepto, estrés, relaciones. Y se ha observado que las personas competentes en Mindfulness suelen tener menor vulnerabilidad al desarrollo de trastornos relacionados con la consulta alimentaria.
En cualquier caso, las investigaciones sobre apego inseguro y trastornos de conducta alimentaria, habitualmente, se han hecho sobre muestras clínicas pequeñas, por lo que habría que seguir trabajando para establecer conclusiones más definitivas que nos ayudarán a enfocar mejor su tratamiento.
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