Es normal tener días en los que sentimos que no podemos hacer nada. Ese síndrome de "no puedo" se infiltra en nuestra rutina diaria y, de repente, esa pila de trabajo que teníamos para hacer se convierte en una montaña insuperable. La mayoría de las veces, simplemente nos sentimos atrapados en la pasividad porque esperamos a que la motivación nos golpee como un rayo. Este enfoque rara vez funciona porque la motivación no siempre se presenta cuando la necesitamos. Aquí es donde debemos dar el paso para pasar de la pasividad a la proactividad.

Entendiendo la Proactividad

La proactividad es un término comúnmente utilizado para describir las acciones que tomamos para influir en nuestro futuro. En lugar de esperar a que ocurra algo, una persona proactiva hará todo lo posible para asegurarse de que sus metas deseadas se hagan realidad. Eso significa que no esperan a que la motivación venga a ellos; en cambio, toman medidas, incluso si no se sienten "motivados" para hacerlo.

La Pasividad y la Proactividad en la Psicología

En psicología, la pasividad y la proactividad son dos enfoques opuestos en la toma de decisiones y las respuestas a circunstancias de la vida. Mientras que las personas pasivas tienden a reaccionar a las situaciones según se presentan y tienden a evitar la toma de decisiones hasta que se vuelven inevitables, las personas proactivas planifican, anticipan y toman medidas para prevenir problemas antes de que ocurran.

De la Pasividad a la Proactividad

La clave para pasar de la pasividad a la proactividad es empezar a actuar ahora, en lugar de esperar a sentirse motivado.

Hacer frente a los Miedos

Muchas veces, la tendencia a la pasividad puede estar arraigada en el miedo; miedo al fracaso, al rechazo, al juicio. Para vencer esta pasividad, debemos enfrentarnos a estas fuentes de miedo y dar el primer paso, independientemente del resultado. La toma de acción puede resultar en fracaso, pero cada fracaso es una oportunidad para aprender y mejorar. Cuanto más actuamos, más confianza ganamos en nuestra capacidad para manejar cualquier resultado, lo que a su vez aumenta nuestra proactividad.

Establecer Objetivos Claros

Establecer metas claras también es fundamental para ser proactivo. Si no estamos seguros de dónde queremos ir, es muy probable que terminemos yendo a ninguna parte. Las metas dan dirección a nuestra energía y nos ayudan a realizar acciones con un propósito.

Crear un Plan de Acción

Una vez que tenemos metas claras, necesitamos un plan de acción para alcanzarlas. Esto significa desglosar cada objetivo en tareas más pequeñas y manejables, y luego programar estas tareas en nuestro día a día. Esto nos da un camino claro a seguir y aumenta la probabilidad de tomar medidas en lugar de quedarnos atrapados en la inacción.

Conclusiones

Pasar de la pasividad a la proactividad puede ser un desafío, pero es un cambio que puede tener un impacto significativo en nuestra productividad y éxito. No siempre podemos confiar en que la motivación estará ahí cuando la necesitemos, y la mejor manera de asegurarnos de seguir adelante, incluso cuando no nos sentimos inspirados, es fomentar la proactividad. Al enfrentarnos a nuestros miedos, establecer metas claras y crear un plan de acción, podemos dar los primeros pasos hacia la proactividad y empezar a actuar sin esperar a la motivación.